Hay días en los que todo sale mal.

 

Y piensas, mejor no me hubiera levantado.

 

Hubiese estado bien quedarme en la cama todo el dia.

 

Pero no lo has hecho, porque tenías que ir a trabajar o, quizas, ¿habías quedado con alguien?

 

Pues, esos días, resultan ser los mejores.

 

Si, finalmente decides salir a por todas, aunque estés mal.

 

Si te atreves a superar esta negatividad que te dicta la mente.

 

Si no haces caso a esa voz interior que te susurra que todo va a ir mal.

 

Entonces.

Y, solo entonces.

Sales de casa sin ninguna expectativa, no piensas en cómo va a ir todo y te dejas ir.

Aceptas que todo pasa como tiene que pasar.

 

Y, resulta que el día de trabajo es muy productivo.

 

O que te has divertido intensamente con tu amiga.

 

Y, esto, es lo que ocurre cuando te sientas a meditar.

 

Si no tienes alguna idea preconcebida de cómo va a ir todo.

 

Entonces, y solo entonces, la meditación será agradable y quizás entrarás en un estado de profunda unión contigo mismo.

 

Pero, si antes de sentarte a meditar, creas alguna expectativa pensando de que va a ser fantástico.

 

Pues nada, tu mente se activará intensamente.

 

Por eso, siéntate y medita sin pensar en lo que va a ocurrir. 

 

Sal de casa sin hacer un mapa mental de lo que va a ocurrir en tu día.

 

Y siente la curiosidad de un niño, por lo que hoy te tiene que ofrecer la vida.

 

Dani.