No es verdad que hagamos las cosas para los otros.

Cuando queremos ayudar a alguien, siempre hay una recompensa que nos hace sentir felices, alegres, útiles, admirados ... buscamos el reconocimiento.

Y, en realidad estos sentimientos tan potentes que residen en nuestro interior, nos permiten hacer las cosas.

Es la energía que nos empuja a ayudar a otros.

Así que, en realidad, esto que comparto contigo, no lo hago completamente para tí.

Si te dijera esto no sería sincero.

En realidad esto lo hago para aprender a ser más productivo mientras aprendo a hacer una sola cosa a la vez.

Esto me permite estar centrado creando.

Y en realidad es un círculo continuo que nos beneficia a ambos.

Te lo cuento en cinco pasos.

1 Planifico mis día a día reservando un par de horas para crear.

2 Uso estas dos horas como laboratorio para aprender a hacer una sola cosa a la vez.

3 Si ese día estoy muy concentrado, disfruto del flujo creativo.

4 Si no estoy concentrado, se convierte en una gran oportunidad para mejorar y buscar alternativas.

5 Y finalmente comparto contigo las ideas que me han surgido durante este proceso.

Y este placer por aprender y crear.

Este proceso de crear, aprender y compartir.

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